- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veintiséis días del mes de mayo de 2010, a la hora 17 y 27:
HOMENAJE AL BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO
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Sr. Presidente (Fellner).- Tiene la palabra la señora diputada por Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Carrió.- Señor presidente: quiero agradecer a los representantes extranjeros que nos acompañan y comparto con Felipe la felicitación al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y al gobierno nacional porque posibilitaron, cada uno desde su lugar, que la fiesta fuera de todos.
En segundo lugar me gustaría contar mi experiencia. El destino quiso que me tocara estar en la calle en estos días y que hayamos decidido que yo no fuera a ningún lugar justamente para que nada pudiera entenderse como diferencia. La verdad es que fue muy impresionante ver a tantas familias de provincias que se volcaron sobre Buenos Aires. Había salteños, tucumanos, santiagueños, jujeños, etcétera, que se abrazaban con otros provincianos que vivían en el conurbano bonaerense; y en las casas de provincia se apreciaba eso que finalmente es la patria ese sentimiento.
Me gustaría que podamos entender lo que es una fiesta, porque es lo más importante que ha tenido la historia de la humanidad para unir a los pueblos.
Dicen los que saben que las primeras fiestas fueron las agrarias en el Tigris y en el Éufrates, cuando se realizaba la siembra. Eso es muy parecido a lo que nosotros podemos encontrar en nuestros hermanos de Jujuy y los de toda la tradición incaica de la Pachamama. Son fiestas, como el carnaval brasileño al que se refería Felipe.
¿Qué es una fiesta para los pueblos? Las fiestas son la más larga tradición de la humanidad, son una suspensión del tiempo. ¿De qué tiempo? Del tiempo cotidiano, el de nuestras diferencias, el de nuestro trabajo. Es un tiempo en el que desde hace muchísimos siglos no hay jerarquías sociales ni conflictos ni diferencias. También es una especie de suspensión del derecho, porque todo el mundo transita las calles y adquiere una libertad que está fuera de la disciplina.
Lo increíble es que tocaron otras fiestas en estos días. Para los que somos creyentes –y aun a despecho de la crítica que recibí durante tantos años el domingo era también una fiesta muy especial para las comunidades judía y católica. Fue el Pentecostés judío, que es el día de la alianza de un pueblo con Dios. Es el día de las tablas. Cincuenta días después el pueblo judío se unió definitivamente a Dios. Para la comunidad cristiana también fue el Pentecostés, que es el momento en el que el Espíritu Santo baja al pueblo a través de los apóstoles.
Cuando hay fiesta existe una certeza, que es que nadie se lastima. Es la certeza profunda de la alegría en la paz.
En estos días hubo algo que seguramente muchos sentimos. Recordemos cuando éramos chicos, sobre todo quienes vivíamos en las provincias –en lo personal, como tenía una abuela muy porteña podía estar en Buenos Aires para el 25 de mayo y el 9 de julio , la alegría que nos producían los desfiles de las colectividades y de las fuerzas armadas, y hasta los pasteles que se preparaban para esa fecha. Esa fiesta que disfrutamos cuando fuimos chicos la habíamos perdido. Por ello, creo que es una enorme bendición para todos el haberla recuperado.
Para los brasileros ese momento de alegría lo podemos ubicar en el carnaval. Ese pueblo tuvo diferencias mucho más grandes que las nuestras, pero tenía una semana al año en la que todos eran iguales. Así, el carnaval alimentó por siempre la unidad brasilera, que hoy cuenta con un porcentaje más grande de clase media que de oligarquía o clase alta.
Digo esto para que podamos entender el significado del momento. Obviamente, las cosas no seguirán siendo así todos los días; ya vendrá el trabajo cotidiano y la lucha. No vamos a continuar todas las noches con las maravillas de Fito Páez, de Soledad o con el espectáculo que significó la reapertura del Teatro Colón, que lo vi desde la calle, porque estaba afuera. Volverá el trabajo y las diferencias, pero si mantuviéramos la esperanza que percibimos en estos días, seguramente el trabajo resultará menos dificultoso.
Por otra parte, quiero decir que desde mi punto de vista no debemos comparar la historia, porque ella depende de su contexto. El episteme, el sujeto, depende de la cultura del lugar en el que vive. No pidamos más, porque por esa cultura hicieron mucho. Es obvio que Sarmiento cometió errores; es obvio que formó parte de una generación que parece excluida. Pero a muchísimos de nosotros Sarmiento nos permitió estar acá en un sentido democrático profundo. Él fue quien permitió que los hijos del criollo analfabeto y del inmigrante hambriento fueran universitarios; fue quien permitió la construcción de la gran clase media argentina. Entonces, no importa la idea. (Aplausos.) Reitero que Sarmiento cometió muchos errores; fue injusto con los hermanos aborígenes, pero ese fue su tiempo y su embelesamiento.
El mejor libro sobre el centenario es el de Horacio Salas. Al leerlo podemos observar que hay muchas similitudes con este momento. La fiesta del centenario fue increíble, y también había muchas injusticias. Pero esas injusticias se daban, sobre todo, de los criollos hacia los inmigrantes. El cincuenta por ciento de Buenos Aires era italiano, español o alemán, pero los criollos no los querían, porque tenían miedo de que les sacaran el trabajo y la salud. Finalmente eso se resolvió políticamente a través del ascenso del radicalismo al poder. Así, la sociedad argentina logró integrarse.
También está bien que haya estado presente la infanta. Si bien ella representaba al viejo imperio, era necesaria una reconciliación con nuestros orígenes. Para los miles de españoles y de criollos que estuvieron presentes en esa fiesta fue muy importante que volviera España después de tanta dureza y de tanta pelea. Era el momento de la reconciliación después de la descolonización. Estaba Anatole France, Clemenceau; estaban todos.
Es cierto que el poder era opresivo, pero ya era electo Roque Sáenz Peña y llegaban la ley Sáenz Peña e Yrigoyen. Hoy, hay una similitud. Está muy bien estar rodeados de los presidentes latinoamericanos, pero me hubiera gustado que también estuviera representada la relación Sur-Sur: Sudáfrica, India y China, que es lo que florecerá. Está muy bien, pero no nos podemos quedar en eso porque ahí está nuestra deuda.
Nuestra deuda ya no es con los inmigrantes que vivían en los inquilinatos en condiciones infrahumanas sino con nuestros hermanos latinoamericanos que hoy habitan la Argentina en condiciones infrahumanas, como la esclavitud a la que está sometido el pueblo boliviano. Estos son nuestro deber y nuestro desafío.
Hoy muchos argentinos sospechan a los peruanos, los paraguayos; a esos hermanos les tenemos que dar la dignidad y la ciudadanía porque si no invitamos a los presidentes pero explotamos a sus hijos. (Aplausos.)
Hay algo que era muy impresionante. En Buenos Aires había muchísimos prostíbulos, sobre lo que es maravilloso escuchar los relatos de Horacio Salas. Había categorías; estaban las cocot y la última grela, que hasta era excluida de los prostíbulos. Las cocot eran las de Barrio Norte, que siguen estando.
También estaban los “cafishios”, pero ya había en Buenos Aires una gran organización de trata de personas. Muchas mujeres de otras nacionalidades básicamente francesas, europeas en general estaban sometidas a esclavitud y no podían salir de los prostíbulos. Hoy pasa lo mismo; ahora son paraguayas, peruanas, argentinas, bolivianas. Ese es otro desafío. Esos son los derechos humanos que tenemos que garantizar a nuestras hermanas pobres latinoamericanas que viven en esclavitud en los prostíbulos de la Argentina.
Considero que todos son pasos hacia la unidad, que todo estuvo perfecto. Creo que toda nuestra generación ama al Che. ¿Quién no estuvo enamorada del Che? Todas; esa es nuestra adolescencia. Sin embargo, ¿quién puede no reconocer a Juan Manuel de Rosas? Encontré el relato de la historia en esta abuela criolla de la talabartería de Rosas. Así conocí todo lo referido a los que murieron en la guerra del Paraguay. Se llamaban familias decentes, eran pobres, trabajaban, fueron a fundar el territorio nacional, habían peleado en las grandes batallas, pero no eran los privilegiados de ese poder.
Pero que esté Sarmiento. Propongo a la señora presidenta que Urquiza esté en el lugar de los luchadores. No podemos segmentar tanto la historia y omitir a Urquiza, que fue uno de los arquitectos de la organización nacional.
Una prima mía decía: “De Rosas no se habla”, y es cierto. Sin embargo no podemos hacer lo inverso y ahora hablar de Rosas, Yrigoyen y Perón y olvidar lo otro. Todo sirve, todo ha ayudado a la enorme integración nacional.
Esa abuela era maravillosa, fue la que quemó la biblioteca a mi abuelo, que había fundado todo pero se ve que no la quejaba salir del campo.
Nos queda algo para superar la antinomia política. Yo creo que en 1945 se escindieron dos culturas. Hablamos de dos movimientos nacionales: el radicalismo y el peronismo, pero se escindieron dos culturas. La cultura del peronismo, en su mejor parte, fue un hacer. Se trató de una conquista social, ya no de los inmigrantes, sino de las capas del Norte pobre, que venían a construir lo que hoy se llama Gran Buenos Aires.
Como toda cultura, como la de Sarmiento, también tuvo su lado oscuro: la prescindencia por el respeto a la ley. Me acuerdo que lo decía Cafiero en la Convención Constituyente. El radicalismo expresaba esa cultura de la ley, pero manifestó también como rasgo oscuro la impotencia y la incapacidad.
Creo que tenemos que poder juntarnos, en el sentido de que haya una ley justa con una acción eficiente. Si a lo largo de este tiempo lográramos esa síntesis, en vez de recrear el escenario del pasado, ganaríamos mucho, porque ello expresaría una Argentina que no cree en las divisiones.
¿Quién no tiene un marido o un hijo peronista? Este es un lío maravilloso, y este es nuestro deseo profundo.
Hemos llegado muy bien al Bicentenario. Sé que los diarios a veces están ansiosos por sus propias luchas, pero hemos llegado con el Congreso funcionando, lo que no parecía tan claro a principios de marzo. También hemos llegado con una Corte independiente, y recuerdo haber lidiado con acusaciones a la Corte durante muchos años.
Sí hemos llegado con conflictos, que siempre vamos a tener, porque donde hay crecimiento, hay conflicto. Como dijo Felipe Solá, creo que hay que respetar la fiesta. La semana que viene podemos tener diferencias, pero debemos aprender de la fiesta, que es de alegría en el dolor, lo que no es incompatible.
Tenemos que construir de a poco esa unión en la diversidad, lo que nos hará más honrados y mejores personas a todos. (Aplausos.)
Fuente: Transcripción del discurso de Elisa Carrió (Dip. Nac. por la ciudad de Bs As.), durante la sesión en homenaje a la Revolución de Mayo.
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Del 25 de Mayo al 9 de Julio
Bienvenido al Blog Alegorico del Bicentenario Argentino, del partido Coalición Cívica ARI Córdoba.
Nuestra intención aqui es acercarte información sobre la revolución de mayo, sobre como vivimos el Bicentenario como argentinos que somos, y por eso, queremos invitarte a reflexionar como tal, a partipar de las encuestas sobre tu punto de vista, y sobre actividades que pensamos realizar más allá incluso de la fecha patria del 25...
Porque nos interesa tu opinión y porque queremos seguir sintiendo y valorando la libertad, la igualdad, la independencia, y tanto más que significo nuestro origen, es que queremos empezar a reflexionar sobre el "Ser Nacional" y por eso tenemos programadas actividades para vos, durante lo que resta del 2010- en este 2010, año del Bicentenario- en la que vas a decidir sobre las mismas. Incluso este 9 de Julio proximo es otra gran fecha para todos, para la totalidad de la Nación Argentina, como otros dias patrios por venir.
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